
Si empiezas a usarla de manera correcta y constante, la regla de los dos minutos te cambiará la vida.
Bueno, no sé si te la va a cambiar en el sentido literal de la palabra, pero seguramente te la hará mucho más fácil.
Conocí la regla de los dos minutos mientras leía el libro Organízate con Eficacia de David Allen. En este libro el autor explica su procedimiento para lograr hacer las cosas, proceso que se conoce como el Método GTD (Getting Things Done).
En otra oportunidad podemos hablar más en detalle sobre el Método GTD, aunque también te recomiendo que le des una oportunidad al libro. Ahora, quiero centrarme en esta regla que me parece súper productiva y fácil de aplicar.
Seguramente, en tu día a día te encuentras con que tienes muchísimas cosas por hacer. Pendientes laborales, asuntos personales, compromisos por demás (muchos, simplemente a los que dijiste “sí” porque no supiste decirle “no”) y tantas otras cosas más.
A veces, esas cosas por hacer son tantas que se van acumulando de la misma manera que se acumula la ropa en el armario o los correos electrónicos en tu bandeja de entrada. Esto, inevitablemente, hace que te empieces a sentir saturada, sobrecargada. ¿O acaso nunca te encontraste diciéndote a ti misma qué necesitas más horas en el día?
David Allen hace una comparación muy interesante respecto a este problema: la memoria a corto plazo es como la memoria RAM de un ordenador, tiene un espacio limitado.
Una persona, dice, puede pensar solo en dos o tres cosas al mismo tiempo y esto, por definición, hace que todo aquello que va quedando incompleto se quede almacenado en la memoria a corto plazo. Para que el cerebro tenga un rendimiento alto, necesita almacenar un número limitado de cosas.
Si lo piensas, lo que plantea es muy sensato. Por eso, para poder rendir a un alto nivel es muy importante que empecemos a despejar la memoria RAM de nuestro cerebro.
Y aquí es donde entra en juego la regla de los dos minutos.
Dicho en palabras simples la regla de los dos minutos es aquella que te dice “si se puede hacer rápido, hazlo”.
Desde esta perspectiva, lo que propone básicamente es analizar todos esos pendientes que tienes y que los clasifiques de tal manera que puedas reconocer el tiempo que te va a llevar hacerlo. Esto, como te podrás imaginar, forma parte de un proceso más complejo que justamente es el Método GTD, pero para poder aplicar esta regla no hace falta que lo conozcas todo ahora.
Todos somos capaces de reconocer que tareas nos lleva más tiempo que otras. Por ejemplo, yo sé que sentarme a escribir un artículo sobre la regla de los dos minutos no me lleva dos minutos. Pero responder ese mail en el que me acaban de hacer una pregunta concreta que puedo responder casi sin pensar, sí.
Si dejase para más tarde la respuesta de ese mail, se quedaría como pendiente no solo en mi bandeja de entrada sino también en mi memoria. Eso no tendría sentido pues le estaría quitando espacio RAM a mi cerebro y no podría rendir al 100% para escribir el artículo.
¿Se entiende entonces la idea? Si realizar una tarea te lleva dos minutos o menos, no debes posponerla. Debes actuar y liberar ese espacio.
Como puedes ver, la regla de los dos minutos se puede aplicar a muchísimas cosas en nuestra vida diaria. Lavar los platos, hacer la cama, sacar la basura… son solo ejemplos tontos de cosas que te pueden ocupar realmente muy poco tiempo.

Si bien la regla de los dos minutos plantea hacer cosas que llevan dos minutos o menos, tampoco tienes que ser tan rígida. Puedes ser un poco flexible y que en lugar de dos sean cinco.
La idea es que sepas reconocer esas tareas que te están ocupando memoria RAM de manera inútil y que no te permiten avanzar como corresponde con las cosas a las que sí tendrás que dedicarle más tiempo.
A mí, en lo personal, la regla de los dos minutos me ayudó muchísimo a aumentar mi productividad y estoy segura de que también te ayudará a tí.
Recuerda que todos tenemos la misma cantidad de horas en el día, está en cada una saber cómo utilizarlas de la manera más inteligente.
Si quieres contarme cómo piensas que puedes aplicar esta regla en tu vida (o cómo ya la estás aplicando) estaré encantada de leerte.
Un beso,
Maru
PD. Creo que, si nos ponemos a pensar un poco, esta regla se complementa muy bien con el aprender a usar La Ley de Parkinson a nuestro favor. ¿Tú que piensas?